miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿CÓMO VIVIR UNA VIDA TEOSÓFICA?



Marcos Resende. Secretario General de la ST en Brasil.


El primer objetivo de la sociedad es la fraternidad, y la fraternidad es amor; pero si no me conozco, no percibo mi rabia, mis celos, mi envidia, puedo querer ser fraterno pero no lo voy a ser. La vivencia de la Teosofía es inseparable del autoconocimiento, porque para ser verdaderamente fraterno precisamos percibir todos esos factores egocéntricos, emocionales y mentales para que dejen de ser inconscientes y se disuelvan. Pienso que la fraternidad debe ser real. El problema del mundo es que todo es mental, el intelecto separa los pueblos, el amor viene de una dimensión mas sutil, más profunda, que demanda que el intelecto este quieto para que estas energías sutiles se manifiesten; pero si uno no se percibe a sí mismo, ni sus pensamientos, podría estar hablando de fraternidad y estar actuando inconscientemente de un modo disociador, separatista. Siento que la unidad de la vida es la enseñanza mas importante de la Teosofía pero una unidad real, no teórica.





Lily Pastore. Secretaria General de la Sección Argentina.

La vivencia de la teosofía es la base de todo nuestro trabajo. Sin llevar a la práctica la teosofía, nos quedamos en mitad del camino. Blavastky decía que el ocultista no puede tener un pie en el materialismo y otro en el espiritualismo, tiene que tomar una decisión.La observación, la reflexión, la meditación, son herramientas que nos tienen que acompañar permanentemente en el camino individual. En el camino grupal también se puede encontrar apoyo, la posibilidad de compartir experiencias. Todos hemos atravesado momentos similares, nos deprimimos, nos estresamos, hay muchas experiencias comunes, nadie escapa a los procesos de crecimiento. El Sr. John Coats, decía que debemos ser como un guía de montaña. Tener una mirada puesta en el camino y otra en el objetivo final. Los teósofos debemos mirar lo que debemos hacer aquí y ahora, y también ver el ideal del hombre perfecto.Uno nos da esperanza y el otro la vitalidad para poder caminar. No creer que hemos llegado, ni sentir que estamos tan lejos que nunca vamos a llegar.